Así es, nuevamente estoy sufriedo esa necesidad láctea que sufrimos los vampiros blancos de vez en cuando. Y no ayuda mucho el hecho de que de camino a mi trabajo, vea una que otra mami con su retoño en brazos, pues me hace pensar cuanta rica lechita podría estar guardando dentro de sus jugosas mamarias. De hecho, tampoco ayudó mucho ver hoy en un parque, a una hembra ejercitándose mientras corría, pues la condenada tenía unas chichotas de al menos...
