El centro neurálgico de la obsesión mamaria. Somos y existimos por el disfrute de unas buenas tetas naturales, grandes, medianas, pequeñas; con o sin leche...

lunes, 30 de marzo de 2015

Tentaciones

Hace ya un tiempo que conté acerca de una compañera de trabajo que tuvo a su primer retoño, al que, luego de un tiempo, comenzó a llevar algunas veces mientras se ponía a amamantarlo en la oficina, hecho que poco a poco fué provocando un hambre creciente en mí, que desenvocó en una cacería fallida y posteriormente en una cacería exitosa, en la que terminé bebiendo de las nutritivas tetas de una mamá lactante que conocí en un parque.


Sin embargo, luego de un rato de que esto sucedió, estos últimos días he visto como ese bebé egoista (el vástago de Lauren), sigue siendo alimentado cada vez que acompaña a su madre, que ya se volvió toda una fuente. Sin embargo, ver esto a base de fugaces miradas ha ido despertando poco a poco esa necesidad de nosotros los vampiros blancos de consmir leche materna.

Ver varias veces a la semana como ese niño glotón mama como si le fueran a quitar su alimento, (tal vez presintiendo que tiene cerca a un enemigo natural que puede arrebatarle su preciado alimento), la leche de su mami, la cual adivino debe ser deliciosa. Una tentación que seguramente me llevará a buscar casi con desesperación un buen par de tetas de donde colgarme hasta nutrirme como se debe. Con suerte, igual a las de Lauren. Esa necesidad, ese deseo por la leche materna a veces puede parecer una tortura, pero es nuestra naturaleza, así somos nosotros.


Compartir:

0 comentarios:

Publicar un comentario

Di todas las cochinadas que quieras, pero solo con dos reglas que cumplir:no insultes gratuita y directamente ni a individuos concretos ni colectivos. No se admitirán comentarios que inciten a enfrentamientos entre lectores. Sus malos rollos, fuera de Mamelladores.